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Ratas de alcantarillas

El termino ahora de moda en Colombia por aquello de  la corrupción estatal, se aplica de manera literal a quienes se roban las tapas y rejillas de las alcantarillas en la ciudad de Florencia Caquetá.

Esta vez, por cuenta de indigentes atrapados en el vicio del bazuco y la marihuana y obligados al rebusque del dinero corriente que les permita surtirse de la dosis diaria o permanente.

Y aunque el combustible de esta pandemia delincuencial es la droga, son las compraventas de chatarra que en esta ciudad como en muchas otras, facilitan y alientan al hurto, no solo de las tapas de las alcantarillas de donde extraen el hierro colado, sino de los contadores domiciliarios del acueducto construidos en cobre y bronce.

¿Cómo operan estos delincuentes?

Noticias Caquetá conoció que por el peso de estas tapas construidas con un anillo de hierro colado varilla y concreto, el hurto lo cometen cerca a sus guaridas y ollas del vicio ubicadas en su mayoría en el Barrio San Luís o la Vega.

Los barrios donde más robos se presentan son el Versalles, el 17 de enero, y Villa Mónica. Una vez llegan los delincuentes a su guarida rompen estas tapas con martillos o con piedras, así como los contadores del agua, para facilitar su transporte y dificultar su identificación, posteriormente mueven el material en pequeñas porciones en tulas o costales.

Por lo general los hurtos ocurren en la madrugada cuando la ciudad duerme, y aunque parezca ficción los que les compran estos materiales a los indigentes en su mayoría son intermediarios que les pagan con plata o con droga, a un precio inferior al que pagan por cada kilo las chatarrerías del barrio El Raicero o del Centro.

 

Las chatarrerías en la mira de las autoridades

Como estas tapas de alcantarilla y los contadores del agua no llegan en una sola pieza a los acopios de chatarra, es muy difícil su detección, sin embargo, desde la Empresa Servaf en coordinación con la policía nacional, se ha emitido una alerta para evitar que esta modalidad de hurto afecte el patrimonio de los ciudadanos y ponga en riesgo de accidentes a los conductores y peatones.

De esto no se escapan las rejillas de alcantarilla de aguas lluvias construidas en ángulo de hierro y varilla, los postes y letreros de las señales de tránsito y hasta los avisos y vallas de prevención y anuncio de multas colocadas por las empresas se servicios públicos.

 

 ¿Qué hacer con esta situación?

Según los expertos que han lidiado con este flagelo en otras ciudades, la solución está en manos de la misma comunidad, con el liderazgo de los presidentes de Juntas de Acción Comunal y el apoyo de las autoridades de policía, en jornadas de vigilancia preventiva, identificación, captura y judicialización de estos delincuentes. Jornadas de charlas pedagógicas dirigidas a los administradores y propietarios de las chatarrerías sobre las consecuencias legales al fungir como reducidores de elementos hurtados, o presuntos coautores del mismo delito.

Los delincuentes huyen hacia su guarida con el material hurtado
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