Salud por el @petrogustavo 2.0!
Veremos las próximas dos semanas a un Petro más tranquilo y más centrado. Su brazo en alza, que anunciaba un arrollador cambio en la opinión a su favor, se izará más hacia adelante, hacia el centro, en un lenguaje que invita a la inclusión, un tono más humilde y con un espectro de opinión más amplio.
A buena hora los estrategas de Petro cayeron en cuenta y dejaron atrás su tono agresivo, tomando la decisión de construir un país en torno a la unión, sin importar los resultados de los comicios.
Ahora veremos, después de más de una década, como el discurso se enfoca, ahora si, en propagar sus propuestas de cambio, replantear sus aliados políticos y construir un país sin la sombra de Uribe y la necesidad de una estrategia basada en el «anturibismo», que sin Uribe en el escenario, se cae por su propio peso y que dejaba en evidencia una política de odio, que no calculó que así como fortalecían un antiuribismo, del cuál no podían romper su techo de 8 millones, también lo hacían con un «antipetrismo» que crecía exponencialmente y le arrebataba de nuevo, su posibilidad de llegar al poder.
La pregunta sería entonces, serán suficientes estas dos semanas para salir del hoyo que el mismo ayudó a cavar? ya que, en su afán de llegar al poder, terminó aliado con los mismos políticos clientelistas de siempre como Santos, Barreras y Benedetti.
Lo cierto es que, el @petrogustavo 2.0 es mucho más sano para un país polarizado, donde las redes sociales pasaron de ser un espacio para compartir momentos intrascendentes, a una verdadera arena política donde auténticas barras bravas de estadios enardecidos, defienden cada bando a su equipo con descalificaciones, campaña negra, videos descontextualizados y cualidades casi sobre-humanas de candidatos que son tan humanos como nosotros. con nuestros defectos y cualidades.
Bienvenido un @petrogustavo 2.0 a una contienda política sana, eso si su última indirecta en entrevista de RCN de «volver a su juventud» de hace 20 o 30 años, en caso de perder los comicios, se interpreta como retomar las armas y volver a la época donde quemar un país, fue la estrategia favorita para imponer unas ideas revolucionarias de «cambio», que no pudieron ser tomadas en cuenta por la vía democrática.